sábado, 13 de mayo de 2017

LA VOLUNTAD DE DIOS

DE LO PARTICULAR A LO GENERAL
Ecuador y de manera personal yo como médico estoy viviendo el momento histórico en que la gente con conocimientos comienza a ser la que tiene el poder y progresivamente va desplazando a las personas que tenían el poder por su riqueza o por su religiosidad.
Soy un médico en una reserva natural, la última frente al Océano Pacífico de Ecuador y posiblemente una de las últimas reservas frente a este océano de Sudamérica.  Para el resto de personas que trabajan conmigo en el Seguro Social Campesino, para las que cuido como médico y para el entorno social que me relaciono mas directamente, esto no tiene la relevancia que tiene para mí.
Estoy consciente de que la sociedad ha cambiado y está cambiando, algo en lo que todos los que me rodean están de acuerdo porque vivimos un mundo de cambios dramáticos.  Estos cambios están fundamentalmente relacionados con la comunicación, el transporte, los conocimientos científicos aplicados en la medicina, en la producción y toda su tecnología y los conocimientos que los niños y jóvenes aprenden en los centros educativos.
Soy progresivamente el individuo cada día con más poder e influencia en la gente, porque a mas de que soy en la zona el que más ha estudiado y está continuamente aprendiendo y ejercitando su conocimiento, soy el que dispone de la mayor riqueza, esta riqueza no es tierra, ni dinero, son infraestructura, instrumentos, medicinas, y un sistema de referencia de los pacientes a laboratorios clínicos, centros de imagenología, especialistas, quirófanos o centros de rehabilitación, esto me convierte en el personaje con más poder en el pueblo, pero me enfrento a gente que a diferencia de los años ochenta en que mis adversarios eran los terratenientes, gente sea ignorante, pero con una enorme cantidad de tierras, ganado, camaroneras, y dueños del transporte marítimo, que hacían de las suyas con la vida de los campesinos, que eran su proveedores y mano de obra barata, a los que como explotaban sin temor, ni remordimiento hasta que sus vidas y las de sus familias iban a parar pobres cementerios, hoy me enfrento a los "sabidos", como los denomino, gente que logra sacar ventaja de alguna oportunidad y  que emerge de la manipulación de reuniones, donde se nombran representantes de organizaciones locales, en la que estos habladores con pocos conocimientos, palabras huecas, y ambiciones estúpidas, pueden  dejar de ser anónimos.
Sueñan que ser ser nuevos pequeños ricos, pequeños famosos, pequeños poderosos, en un entorno de gente limitada por sus pocas posibilidades de estudio, de trabajo y de proyección fuera de un pequeño territorio; que usan la modorra social, la indiferencia, la ignorancia convertida en bien colectivo, en sinónimo de igualdad; la queja convertida en razón, la supervivencia automática en conducta social, ese hacer lo mismo que otros para sobrevivir, que toleran su propia miseria humana, como conciencia de igualdad, y la estupidez, la violencia, la maldad, y todos los pecados  del vecino, como espacio para cometer los propios pecados y tratan de corregir lo incorrecto con su conducta lenguaraz, que juzga desde la miopía, repitiendo a voz en cuello lo que dicen los medios de comunicación, o alguna  religión de la que es fanático.
Se vive la sociedad de gente que ve en el fanatismo deportivo, sustituto del fanatismo, religioso y del fanatismo político, la razón de su vida emocional, desviviendose con los éxitos y fracasos de algún equipo de fútbol, que ve su vida en un juego de naipes o de bingo, donde lo que aprende es a vivir de la casualidad, a aprovechar "la suerte"  que es en donde ve a Dios, su dios es un valor moral que juega a las escondidas, que decide su destino, y se lo ve en los juegos de azar y en los regalos del gobierno después del terremoto, en el terremoto, en el camino que toman sus hijos, en la presencia y curación de las enfermedades.
 Dios es la casualidad y la casualidad es la manifestación de Dios.
  Este personaje semi analfabeto, que jura ante los que le eligieron, cualquier cosa, porque nace de una atmósfera grupal donde al poder se llega con gritos resonantes con cargas emocionales mas que racionales, donde la razón es un cuento que nadie entiende, donde por lo general se nombra presidente o dirigente a alguien que a duras penas puede amarrarse los zapatos, y que se convierte de la noche a la mañana en el escogido por Dios, porque la suerte común es la cara de dios, y la estupidez colectiva, como la de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial es más importante que cualquier otro motivo.
   La masa es la más temible forma de distorsión de la voluntad humana, porque en ella cada ser humano deja de ser persona, pierde su capacidad de decidir por si mismo en todo y se convierte en muchedumbre, en recluta obediente a las pasiones de alguien que convierte la existencia de muchos en una emoción sin razonamiento.   Esto es lo que permite que en cada pequeño pueblo emerja un maldito preñado de vanidad y que se atribuye el poder de decirle al que mas sabe lo que tiene que hacer o no.
 Los líderes de pueblo en su mayoría son gente que creció convencida que la voluntad del pueblo es la voluntad de Dios. Sin darse cuenta que la voluntad de un pueblo es un juego de dimes y diretes, un juego en que la palabra, el mayor invento del ser humano, hace de las suyas en mano de un oportunista locuaz.  Eso de ser oportunista si lo saben hasta por instinto.
 Es que Dios en los pueblos pobres solo puede explicarse cuando existe una masa humana a la que arrastra un líder que nada en la marea del tiempo, y aprovecha de la casualidad del momento.

Pero este líder semianalfabeto, vanidoso, o violento tiene un enemigo natural, el ser humano con conocimientos científicos, con razonamiento propio, fundado en la objetividad, el que no está para encubrirlo ni ser cómplice este ha sido desde siempre el mas temido de los ateos, a aquel que posee el conocimiento capaz de poner en duda la voluntad del Dios, que según ellos, los pendejos locuaces, lo puso al frente de ese grupo humano.
   Porque cuando la ignorancia es poder el que sabe es el demonio, porque el que sabe  puede incluso decidir entre la vida y la muerte, puede cambiar la suerte, esto es, puede jugar con la voluntad de dios, y el que puede cambiar la suerte y el destino, el que tuerce el azar que los hizo líderes, es para ellos diabólico.

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